viernes, 5 de julio de 2013

Debemos evitar el error de preocuparnos demasiado por los conceptos, lo importante es ayudar a las personas

Aunque siempre trato de explicar en este blog las diferencias entre justicia restaurativa y mediación penal, además de otra clase de mediaciones, creo que nos obsesionamos con frecuencia por los conceptos y los nombres. Me explico, si la Justicia Restaurativa está por y para las víctimas, está claro que si preguntamos a cada una de ellas, qué creen que es esta Justicia, estoy completamente segura que cada una definirá la Justicia Restaurativa de muy distinta forma, porque cada víctima debe encontrar el camino hacia esta justicia. Todas las personas que han sufrido un delito y han participado en un proceso restaurativo coincidirán en los beneficios que ha supuesto esta justicia, pero para cada una de ellas el proceso en sí mismo, habrá supuesto distintas cosas, para alguna de ellas con el simple diálogo habrá sido suficiente, otras darán importancia a que han podido obtener respuestas a sus muchas preguntas, otras coincidirán en que el perdón, las ha supuesto un punto de inflexión...y así cada víctima, y cada persona que es diferente una de la otra, pondrá énfasis en lo que más las ha ayudado esta justicia. Por eso aunque nos empeñemos en definir conceptos, clarificarlos y delimitarlos, lo esencial es que el proceso restaurativo que ofrezcamos a cada víctima y cada infractor sea el indicado para ellos y sus circunstancias, el nombre  no les importará tanto como las consecuencias beneficiosas que van a surgir.
 
Un ejemplo claro de lo que digo es lo siguiente: aunque los que trabajamos en justicia restaurativa siempre tenemos en cuenta que la justicia restaurativa no tiene como objetivo el perdón o la reconciliación, obviamente esto no es algo que dependa de nosotros, y a priori, no siendo el fin primordial, como ya he dicho, cada persona es diferente y el perdón, es algo muy personal que depende de cada una de ellas.
Los beneficios de la Justicia Restaurativa son tan grandes que no podemos caer en el error de intentar limitar su eficacia.
 

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