martes, 10 de diciembre de 2013

El perdón y la Justicia Restaurativa

Muchas veces he hablado de que el perdón no es el objetivo esencial de la Justicia Restaurativa, y esto es así,  porque el acto de perdonar es personal, y muy intimo de cada ser humano, y cada víctima, es diferente a otra, y las consecuencias de sufrir un delito son muy complejas, además del daño material existen una serie de daños psicológicos, emocionales y morales que pueden dificultar el proceso de curación de las víctimas.

Por eso, obligarlas o más bien invitarlas a perdonar de forma general,  podría causar más daños que beneficios. Sin embargo, es cierto que el perdón es un consecuencia habitual tras los procesos restaurativos, suele darse muy habitualmente y a veces en el momento menos esperado por el mediador o facilitador.Y es  que tal y como decía Nelson Mandela: "el perdón libera el alma". Esto significa que el perdón rompe las ataduras que ligan a la víctima con el delito, y por ende, con el infractor, implica recobrar el control de una vida que se paró tras sufrir el delito. Con el perdón, no se trata de justificar los hechos delictivos ni quitarlos importancia, implica empezar a sentirse un poco más superviviente que víctima, es decirle al infractor que no ha ganado, que la víctima va a poder recomponer su vida, y que la sociedad la respeta, la apoya y la admira.
Dicho esto, no significa que todas las víctimas perdonen, o que necesiten este acto para poder superar el delito, pero para muchas el perdón será su camino restaurativo hacia la sanación.
Y hablo de perdón no sólo como concepto religioso,( para las víctimas creyentes por supuesto, que será así) sino como un concepto que para cada víctima y cada ser humano puede implicar o tener un significado diferente, pero con una consecuencia similar, la restauración y la sanación. De ahí, que la Justicia Restaurativa siendo una filosofía de justicia puede implicar cosas distintas para distintas víctimas e infractores.



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