martes, 26 de mayo de 2015

El delito tiene una dimensión emocional que hay que abordar

Tanto la Justicia Restaurativa como la actual Justicia Retributiva, surgen de las emociones, nuestras acciones como seres humanos no son racionales, son mezcla de emociones, intuición y lógica. Por eso, el aspecto emocional del delito no se puede dejar de lado y la Justicia actual si lo hace, ha eliminado toda dimensión emocional del delito y se basa solo en un aspecto público. Es decir, se piensa en el delito como una violación de la norma, creada por el estado y es el estado representado por los operadores jurídicos el que se encargará de hacer justicia. No se tiene en cuenta que el delito ha causado un daño a una víctima o varias y esto generará en ellas sentimientos y emociones encontradas como humillación, ira, venganza, aislamiento....y todas estas emociones deben ser abordadas por la justicia para procurar la mejor satisfacción de las necesidades de las víctimas, y por ende, su posible curación tras sufrir el trauma del delito, Además el crimen, afecta a toda la comunidad, puesto que perdemos nuestro sentimiento de seguridad cuando sabemos que se ha cometido un delito y además víctima e infractor se aislan de la sociedad, con lo cual nos va a faltar, dos miembros de ella y esto influirá en el funcionamiento y la estabilidad de la comunidad .

Por eso, los que vemos cada día lo que conlleva el delito, nos damos cuenta de que hay mucho más, generalmente detrás del crimen, existen unos familiares de la víctima y del infractor que de una u otra manera pueden ser o sentirse víctimas del delito, pero también del sistema o de la sociedad, ¿cómo? o ¿por qué? Los allegados del infractor pueden sentir vergüenza y el estigma de ser señalados como familia de alguien que ha cometido un crimen o en el caso de el entorno de la víctima, pueden mostrarse recelosos y temerosos hacia los demás miembros de la sociedad, porque en todos ven un potencial delincuente.

Esto demuestra que el delito no solo viola una norma establecida en las leyes y causa un daño a unas víctimas, también supone una ruptura del equilibrio y la cohesión social. Como dice Howard Zehr, todos estamos interconectados, nuestra vida afecta a los demás y también nos afecta lo que hacen otras personas, por eso el delito supone una ruptura de la convivencia y todos podemos y debemos participar para restaurar la confianza en los demás y la cohesión social. La Justicia Restaurativa ofrece una fórmula eficaz para que los ciudadanos en general y las víctimas en particular, puedan decidir cómo el infractor va a reparar el daño, puedan ver en primera persona si este delincuente se reponsabiliza del daño y si quiere cambiar. El delito afecta por lo tanto a la comunidad, y es necesario que de una u otra manera ésta pueda tener participación en esta justicia para lograr una sanación de todos los que se han visto afectados por el delito. La Justicia tradicional es gestionada de forma exclusiva por profesionales, lo cual es importante porque hacen su trabajo pero es fría y poco adaptada a lo que realmente quieren o necesitan las víctimas directas e indirectas, solamente toma en consideración lo que el Estado dice que se debe hacer para castigar la vulneración de la norma. No son tan diferentes ambas formas de ver la Justicia, simplemente se trata de dar prioridad a las víctimas y a la comunidad, y después solo después nos centraremos en qué norma se ha violado y cual es el castigo merecido, y si voluntariamente ha reparado o quiere repararlo, se valorará de forma positiva para su futura reinserción, o disminución de la pena, si el delito fuera menos grave.

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