jueves, 10 de septiembre de 2015

¿Satisface la actual justicia las necesidades de las víctimas?

Veamos la idea de la actual justicia punitiva o retributiva trata acerca de infligir al infractor un castigo adecuado, un daño similar y proporcional al que causó ¿Alguien tiene una formula matemática para medir  el dolor? Realmente creo que este sistema es arbitrario porque ¿cómo se cuantifica cuantos días, meses o años  son un castigo justo y equitativo para los delitos? Y yendo un poco más allá, y como ejemplo, imaginemos un padre que mata a sus dos hijos, solo matándolo dos veces podríamos equiparar un poco las dos vidas inocentes sesgadas por la mano de su progenitor. Por eso hablar de justicia retributiva se torna una contradicción porque se me antoja imposible encontrar una fórmula justa entre pena y delito, entre dolor que se infrinja al delincuente y el dolor causado por el delito a las victimas y sus allegados.Además erróneamente se ha hecho creer a las victimas que el castigo compensará el daño causado y que va a recuperar su vida solo con ese acto pero la realidad demuestra que la mayoría no sienten que se ha hecho justicia ¿por qué?
Pues porque la ecuación castigo-daño no es ciencias exactas, de ahí que para una persona que ha sufrido un delito, la condena a prisión nunca contempla los años suficientes para restaurar el daño causado por el delito. Son las propias victimas las que nos están diciendo a gritos que el sistema de justicia no funciona, cada vez que se indignan porque el numero de años no es suficiente para mitigar la muerte o la violación de un ser querido….por ejemplo, y lo hacen de esta forma porque es la única opción que conocen o que tienen a su disposición: el castigo. Las victimas es lo único que tienen, lo único a lo que se pueden aferrar para poder intentar recuperar su vida. Y sin embargo, lo que se daña cuando se comete un delito es imposible de cuantificar en la mayoría de los casos, sobre todo si se trata de un homicidio pero por supuesto, que tampoco es posible al 100% en otros delitos como el robo, porque además del daño material que si es cuantificable hay uno que es moral y es muy complicado de valorar.

Esto no significa que sea partidaria de la teoría abolicionista por la cual muchos partidarios de la justicia restaurativa opinan que la Retributiva debiera desaparecer en favor de la restaurativa. Obviamente reconozco que determinados delincuentes por sus características y circunstancias deben estar recluidos en prisión en aras a salvaguardar el sentimiento de seguridad de la comunidad. Eso si teniendo en cuenta y pensando que algo habrá que intentar hacer con este infractor, porque más tarde o más temprano saldrá de la cárcel, y no podemos dejar ese “problema” para los que vengan detrás.

 Esta Justicia Restaurativa permite personalizar la respuesta frente al delito, adaptarla a cada supuesto y cada persona, generalmente se cree que el castigo es justo, siempre y en todo caso porque teóricamente se hace sobre la persona culpable exclusivamente. Sin embargo y tristemente, esto casi nunca es así. La Justicia Retributiva recae no sólo sobre el culpable sino también sobre el inocente, porque sus efectos lo sufren también las personas que no han hecho nada malo. Una condena a prisión afecta a la familia, amigos y allegados, si el sentenciado es empresario, sus trabajadores lo sufrirán también, y como estos ejemplos muchos más. Todos son también victimas indirectas pero no solo del delito que se ha cometido por su allegado, sino también del sistema de justicia penal.

Por eso creo que es hora de apostar por una reforma  de la justicia, eso si no encubierta para acabar siendo más de lo mismo, porque entonces no serviría de nada. La idea es dar más voz a las víctimas, que ellas puedan decidir si desean que su caso sea tratado con un enfoque restaurativo, eso sí, informándolas someramente de los muchos beneficios que esta justicia tiene para ellas. ¿Cuáles son estos beneficios?El principal es que  van a ser escuchadas y sus necesidades atendidas, lo que es un paso importante para que puedan superar el delito. 

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