martes, 1 de marzo de 2016

¿Es posible una justicia que tenga en cuenta a las personas que hay detras del delito?

Vamos  a hacer un pequeño ejercicio de empatía y pongamonos en los zapatos de una persona que ha sufrido un delito,   tiene que esperar un largo tiempo para el juicio, después sufrir otra vez, al rememorar todo el dolor del día del delito y de las secuelas (efectivamente la victimización secundaria, se padece en la justicia penal tradicional)  y tras algún tiempo, espera que un tercero ajeno al daño que ha sufrido y como el delito ha impactado en su vida, decida sobre cuanto dolor ha sufrido, valorando simplemente cuanto castigo se le debe imponer al infractor para equipararlo al dolor que ha sufrido.Esta lentitud de la justicia, su generalización y burocratización,  vaciándola del aspecto emocional que todo delito conlleva,  la convierte en una gran injusticia, una agonía que rara vez es para bien. ¿Por qué ocurre esto?. Yo creo sinceramente que es porque la justicia tradicional piensa en los delitos abstractamente, es decir un número de expediente y unas consecuencias jurídicas, pero no se dan cuenta que detrás de este expediente, hay personas, hay seres humanos que sufren y que necesitan curar sus heridas o al menos encontrar algo de consuelo.
Esto es lo que hay que empezar a cambiar,y  construir  la justicia penal tradicional con valores restaurativos, los encuentros víctima-infractor serán una etapa más pero si queremos edificar bien la casa, debemos empezar por los cimientos. ¿Cómo? los valores restaurativos harán que la Justicia tradicional sea más humana, y cercana al ciudadano, y  le permita expresar siempre que quiera sus expectativas y qué necesita para sentir que se ha hecho justicia y sobre todo se adapte a cada caso concreto y a cada víctima y sus circunstancias. Siempre se dice igualdad ante la ley, que la ley debe ser igual para todos pero por qué no, siguiendo la definición de Ulpiano, una justicia adecuada para cada caso concreto .Ulpiano decía que la justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo, y esta sí sería una justicia justa y eficaz.

Por eso a pesar, de los que confunden a la opinión pública hablando de mediación penal como algo alternativo, o de justicia restaurativa como algo ajeno a la justicia tradicional, somos muchos los que creemos en que una Justicia Penal tanto juvenil como en adultos puede construirse con valores restaurativos, así se tendrían en cuenta las circunstancias personales de la víctima, del caso y del infractor, y se podría valorar mejor si es viable un encuentro restaurativo, porque el infractor sí se ha arrepentido o al menos asume el daño, y sino, de todas formas atenderíamos a la víctima de una forma humana y cercana, ( restaurativa o reparadora).

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