martes, 18 de julio de 2017

La Justicia Tradicional se olvida de los seres humanos que hay tras el delito

Suele hablarse con frecuencia de que la sociedad en la que vivimos es muy punitiva, que siempre clama por penas más duras, por eso muchos de forma equivoca, piensan que la Justicia Restaurativa tardará años en calar y ser apoyada por el ciudadano de a pie.Sin embargo, me pregunto ¿acaso el estado no utiliza el proceso penal, la justicia y el castigo como una venganza pero que al ser infringida por él , se torna en aparentemente legítima?
Además esta venganza legitima ejercida por el estado y avalada por el sistema, elimina los sentimientos y las emociones del delito, es decir, no tiene en cuenta el aspecto humano del delito. Todo se gestiona por profesionales, y al final el resultado poco o nada tiene que ver con las necesidades de las víctimas o con la posibilidad de que el infractor, asumiendo lo que ha hecho, decida que desea hacer las cosas bien. El sistema retributivo se basa en el principio kantiano de que castigar el mal es un imperativo categórico y las comunidades deben hacer normas claras y hacerlas cumplir. Pero para dejar claro a la comunidad que las conductas delictivas no son toleradas, ¿es necesario expresarlo a través del castigo? O más bien la pregunta sería ¿es útil, eficaz, y produce "sanación"?
Al reducir al mínimo el aspecto emocional y humano del delito, el sistema es frío y burocrático pero en poco o nada se corresponden las expectativas de los afectados con las expectativas del sistema.

A la justicia penal tradicional le interesa que el infractor en ese momento deje de delinquir y sea castigado, no se preocupa por el futuro cuando este infractor cumpla su castigo, ni qué hará durante el tiempo que dure su condena, tampoco se preocupa mucho si asume o no el delito ( tan solo si acepta la condena, aunque solo sea para agilizar los juzgados y lo haga por obtener beneficios jurídicos) En definitiva, una vez que es castigado, prácticamente se olvida de él. 

Pero es que a la Justicia tradicional tampoco le interesa la víctima, puesto que la reparación del daño no es un objetivo central, y al no favorecer la responsabilización del delincuente, pocas veces se cumplirá de forma efectiva esta reparación, y si lo hace será exclusivamente material. Una vez que el infractor es condenado, la víctima deja de interesar, así muchas se sienten "utilizadas" para conseguir un solo una sentencia que castigue al delincuente.

Esta desafección por las personas, que hay tras el delito, me hace reflexionar en el sentido de que el sistema es el que se puede considerar retributivo, y esto se traslada, sin duda a la sociedad porque es lo único que conocen. Pero las víctimas, las que sufrieron el delito no son tan punitivas como podemos pensar, y al contrario de lo que pueda parecer, la Justicia Restaurativa se revela como ideal para poder ayudarlas a afrontar el delito, el trauma y atender sus necesidades. Esta Justicia si, se centra en las personas y en el daño, y en cómo ayudarlas a reconectar con la comunidad, si el delito es grave y el infractor debe recibir una condena, a pesar de esto, se le ayudará  si quiere una oportunidad de hacer las cosas bien. Se le prestará la atención necesaria para que cuando abandone la prisión, sea una persona nueva, y se le ayudará a entender que hasta el más "villano del cuento" puede encontrar su lado humano y cambiar.

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