viernes, 27 de abril de 2018

El rol de la comunidad en Justicia Restaurativa (II) y (III)

Y hoy quiero compartir la parte final del artículo de Margot Villellas sobre el rol de la comunidad en la Justicia Restaurativa, espero que os haya gustado y os aporte aire fresco y reflexión en torno a las posibilidades de la Justicia Restaurativa:
¿Puede el Entorno cambiar a las personas? (II)

“Cada uno de nosotros tiene tres posibilidades
Ser pasivos y no hacer nada
Ser malvados 
o convertirse en un héroe, 
(…)
Héroe es quien hace  algo cuando nadie hace nada.”
Philip Zambrano

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 La desaparición del sentido de responsabilidad es la mayor consecuencia de la sumisión a la autoridad 
Stanley Milgram
En  1971, en los sótanos de la Universidad de Stanford,   fue llevado a cargo de un equipo de investigadores liderado por Philip Zimbardo  un  experimento de  psicología que  se conoce como “Experimento Stanford”. Con  él se trataba de  medir la  influencia del entorno  de un ambiente extremo. Se pretendía evaluar  la conducta  de  la vida en prisión y  las conductas desarrolladas por el hombre dependiendo de los roles sociales que desarrollaban (cautivo, guardia).  El Experimento sirvió  para  abrir   debate en la comunidad sobre  la  importancia  de señalar al sistema y a los subsistemas y  al  peso de  la contaminación   del  entorno  a la hora de valorar  la conducta de las personas cuando se enfrentan a  experiencias  confusas y deshumanizantes  y  se traspasa el límite entre el  personaje interpretado y la verdadera  identidad personal.

La cuestión que abre  mi   reflexión  y que da  paso a las siguientes es : 
¿Puede  el  Entorno  cruel cambiar a las  personas?
 ¿De qué somos capaces en un entorno perverso donde el mal está por todas las partes? ¿Qué tanto de poder tienen las situaciones para modelar a las personas?  ¿Qué le pasa a la gente por dentro cuando se comporta de una manera determina? ¿Si pongo a una persona buena en un entorno perverso quién domina la situación, el entorno o la  verdadera identidad personal?     ¿Es capaz un mal lugar corromper incluso a los más buenos?  ? ¿A qué  velocidad lo hace? ¿Qué vuelve  malas a las personas? ¿Cómo se adquiere esa conducta? ¿Cuál es la importancia del efecto espectador? ¿Se atiende correctamente  desde los sistemas a la importancia de la percepción sesgada de las situaciones? ¿Qué variables intervienen? ¿Qué  ocurre cuando el inconsciente controla la situación? ¿Es reversible? ¿Cómo?
Stanley Milgram (psicólogo en la Universidad de Yale ) y su equipo llevaron a cabo  una serie de experimentos de psicología social  descritos en un artículo publicado en 1963 en la revista Journal of Abnormal and Social Psychology bajo el título Behavioral Study of Obedience (Estudio del comportamiento de la obediencia) resumida en 1974 en su libro Obedience to authority.  An experimental view (Obediencia a la autoridad. La perspectiva experimental).  En este caso el fin de la prueba era medir la disposición de un participante para obedecer las órdenes de una autoridad aun cuando éstas pudieran entrar en conflicto con su conciencia personal.
Ambos  experimentos plantearon  un profundo debate sobre la ética del método científico empleado debido a la tensión emocional extrema sufrida por los participantes ,sin embargo, nadie  duda que dieron a lugar a valiosos estudios sobre la psicología humana, ni tampoco  se puede negar que de  ambos experimentos obtenemos  una serie  de  conclusiones  sobre la conducta  humana que considero  también interesantes  y   extrapolables para valorar  cualquier tipo de Sistema  y  Subsistema, sea este cual fuere ,incluso el nuestro propio.
Todo  parte de una ideología  que aspira   a un loable bien común. Esa aspiración al bien común legitima  las conductas y  con ella se da paso al principio de obediencia ciega a la autoridad. Se establecen una serie de reglas de comportamiento  y  se van asumiendo roles  individuales  o colectivos de una manera más o menos   consciente.  Vestimos “uniformes” externos  e internos, físicos  y mentales,  que  están relacionados directamente con el  sentido de  actuar conforme a lo que se espera de nosotros.  Desarrollamos nuestro papel unas veces por inercia, otras  con  conciencia y  otras con  consciencia. Las conductas  en cada grupo  se ven influenciadas por lo que se espera de cada cual (Efecto Pigmalión  negativo o positivo). Si algún individuo bueno  se plantea un dilema ético y surgen  y se trasladan dudas con  la intervención  de la autoridad  legitimadora se termina reforzando la conducta sostenida  contribuyendo a perpetuar el rol. La disidencia se  gestiona de forma útil para reforzar el grupo (  Aceptación del grupo, de forma ejemplarizante).  Los sesgos  cognitivos, la manipulación de la información y  la comunicación perversa,  la polarización ética, el etiquetado irracional y el juego de roles, prejuicios y creencias arraigadas  hacen el resto como dardos de propaganda estratégica en el sistema límbico.
El  desempeño ciego del rol” encarcela” la individualidad. La pérdida  de la identidad   da paso a la   Cosificación que  permite justificar la más terrible de las conductas. El  Anonimato que permite enmascarar la conducta  permite trasladar la   responsabilidad fuera del individuo, amparándose en la  ideología  que les legitimó.  Estar  inmersos en el desempeño  ciego de nuestro rol( aún con buena intención) puede dar lugar al relajo ético que sin la toma de consciencia necesaria  puede hacer transformar la armonía pretendida en perversión.

“Podéis producir en los prisioneros que sientan aburrimiento, miedo hasta cierto punto, podéis crear una noción de arbitrariedad y de que su vida está totalmente controlada por nosotros, por el sistema, vosotros, yo, y de que no tendrán privacidad... Vamos a despojarlos de su individualidad de varias formas. En general, todo esto conduce a un sentimiento de impotencia. Es decir, en esta situación tendremos todo el poder y ellos no tendrán ninguno.— 
vídeo The Stanford Prison Study, citado en Haslam & Reicher, 2003”

La Justicia  está huérfana de la presencia positiva de la Sociedad Civil.(final)

Seamos o no conscientes,  las conductas  individuales y  colectivas se van  adoptando y adaptando bajo el tamiz de los valores que las inspiran,  es por ello que las  instituciones para responder al objetivo del Bien Común necesitan  la participación responsable de  la ciudadanía.  La Justicia   está huérfana de la presencia positiva de la Sociedad Civil.  Las Prácticas Restaurativas contribuyen  a  materializar  esta participación en  la Construcción  Social Positiva.
Si  comparamos el rol reservado a las partes  en  los Procesos Retributivos, éste queda categóricamente  delimitado ,  determinando  en base a dicha categoría  el grado y tipo de  responsabilidad y las consecuencias . La sentencia parece congelar como en una fotografía  a las Partes  en su rol respecto al conflicto, ligados  a  la retribución asignada, que puede estimarse suficiente , o no , para las Partes.

 El rol de las Partes en las Prácticas Restaurativas varía respecto a éste.  Con ello no  quiero decir que  la Víctima no sea la que  soporta el ilícito, ni que el Victimario no sea el ofensor, lo que quiero decir  es que en el desarrollo de los Procesos Restaurativos se produce  algo  distinto, una transformación.  Muchas víctimas lo que quieren  es , precisamente,   poder dejar de   sentirse y ser sentida como  Víctima , muchos  Victimarios  quieren  poder  superar la situación  y/o dejar de  sentirse  un producto del Sistema. El Sistema  o subsistema  (que puede   presentarse tanto  como otra Víctima u otro Victimario más, o incluso, por el juego de los  Sistemas y subsistemas,   de ambas maneras a la vez)  quiere sentirse  orgulloso de  haber sabido  construir y  mantener   Paz Social.

Partiendo del mismo ilícito   y de las mismas partes  en Justicia Restaurativa , se  posibilita un distinto  protagonismo de  las partes,  diferentes métodos de  profundizar en  la raíz del ”problema”  ,  en un  escenario diverso,   en el que   se facilita  un espacio de diálogo y  de  reflexión suficiente  en el que  pueda darse lugar a  la comprensión  y peticiones de las Víctimas ,  la reflexión particular y conjunta  de todas las Partes,  los condicionantes particulares del Victimario y  en su caso  la  valoración extensa y aceptación de la responsabilidad  que lleva  a la materialización de  la Paz Social real. Un espacio dónde tomar conciencia  de la diferencia entre  la confrontación  adversarial del “problema” y  afrontación del mismo desde  el prisma sociocéntrico. Y lo que no es menos importante, un espacio donde  se ofrezca la posibilidad  de  poder  evaluar la propia ideología del bien  común,  del sistema o subsistema y en su caso  poder corregir la  desviaciones o posibles perversiones por  efecto de  la relajación de la ética cotidiana. 

 “No te conviertas en una simple grabadora de hechos; trata de penetrar en el misterio de sus orígenes “

Ivan Pablov


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