Páginas

sábado, 20 de octubre de 2018

Un ejemplo real de lo que puede hacer la Justicia transicional con enfoque restaurativo

Una vez más, el cine me ha recordado que la Justicia Restaurativa existe desde siempre y que nosotros, no hemos inventado nada, es la justicia que permite sanar a víctimas e infractores. Hoy  quiero recordar,  la película titulada en España "Un largo viaje", en otros lugares "Un pasado imborrable".
Esta película narra la historia de Eric Lomax sobrevivió a uno de los episodios más tenebrosos de la historia de la humanidad. Fueron años de tortura y muerte. Una experiencia que le arrojó a la oscuridad y a un silencio de decenios, y que solo pudo romper mucho tiempo después, gracias a la ayuda de su esposa y de muchas sesiones de terapia. Soldado británico prisionero de los japoneses durante la II Guerra Mundial, fue uno de los hombres enviados a Kanchanaburi, en Tailandia, donde fue torturado sistemáticamente y pasó agotadoras jornadas de trabajos forzados construyendo el 'ferrocarril de la Muerte' entre Siam y Burma. En 1995 publicó sus memorias, The Railway Man, la historia de aquellos años y los posteriores, hasta el reencuentro con Takashi Nagase, su torturador.
Pues está historia es una muestra de que las personas necesitamos sanar, recuperar la confianza en el ser humano y sentir que no estamos solos, en el camino restaurativo hacia esta curación.

Esta película me ha hecho darme cuenta, lo que ya pensaba desde hace mucho, que la Justicia Restaurativa es simplemente la Justicia que buscan muchas víctimas, sin apellidos, simplemente Justicia. Durante la película, se ve que el protagonista no  puede hacer una vida normal, que todo es guiado por el recuerdo de las torturas que sufrió durante la guerra, ni siquiera su mujer puede ayudarlo porque se niega a contar su historia.( Por cierto, qué importante es contar la historia, para recuperar un poco de paz y dignidad tras el delito). Solo se entera, de lo que le ocurrió a su marido, por otro amigo que estuve también preso durante la guerra. Cuando el protagonista descubre que su torturador está vivo, no duda en ir a buscarlo. El propio Eric Lomax, cuenta en su libro, que durante años soñaba con matarlo, pero la realidad es que cuando lo vio cara a cara, pasó lo que muchas veces, he dicho que ocurre con los procesos restaurativos, vio que su torturador era un ser humano también, no el monstruo que recordaba. 

En la película hay dos momentos importantes, el primer cuando Nagase, parece no querer reconocer lo que pasó, o más bien intenta justificarlo, y una segunda parte cuando se desploma y reconoce que él tampoco ha podido olvidar lo que sucedió, este es el momento del que tanto he hablado, pasó de la vergüenza estigmatizante a reconectar con su humanidad y reconocer sus crímenes y el daño que tanto había causado. Finalmente,  no puede matarlo y el protagonista regresa a casa con su mujer, el encuentro, el poder contar su sufrimiento cara a cara al que lo ocasionó, le ha supuesto una gran paz, que se ve aumentada cuando recibe una carta de Nagase, reconociendo el daño que le causó, y lo mucho que lo siente. Es en ese instante, cuando el protagonista, viaja de nuevo al encuentro de Nagase con su mujer y le da una carta, en la que le dice que aunque no podrá olvidar lo que ocurrió, lo perdona desde el fondo de su corazón. Una vez más, ocurrió lo que he comentado en muchas ocasiones con la justicia restaurativa, el perdón no es el objetivo, pero es una consecuencia beneficiosa, no solo para el infractor sino para la víctima, Eric Lomax, pudo acabar la página  del libro, y continuar otro capítulo de su vida, pudo dejar atrás todo su odio, lo cual le sirvió para poder recuperar una vida, que hasta entonces se había quedado parada, en el momento que estuvo preso durante la guerra. La Justicia debe ayudar a las víctimas a continuar con su vida, no olvidarán lo sucedido pero si aprenderán a verlo, como una parte más de su historia vital, y esto es lo que hace de la justicia restaurativa, una verdadera justicia. Asimismo sirvió a Nagase de una forma similar, recordándole, que sigue siendo un ser humano, y que puede dejar de vivir rememorando, lo malo que hizo porque ahora es una persona diferente.

En la vida real, la historia no fue totalmente como en la película, pero si muy similar, y la mujer de Eric Lomax, es la que facilitó este encuentro restaurativo y sanador. Y aunque no es tampoco un objetivo de la justicia, que víctima y victimario se hagan amigos en este caso así fue, porque dejaron de mirarse como víctima y verdugo y pudieron verse como seres humanos.
Después de esta historia creo que pocos podrán negar, que para muchas personas Justicia Restaurativa, es simplemente hacer Justicia, con mayúsculas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario